25 de agosto de 2011

PLAYLIST PARA LA NUEVA TEMPORADA

Fresh and Onlys: Waterfall. Mi gran apuesta para este otoño-invierno.
Fresh and Onlys - Waterfall by Gruff Trade

John Maus: Believer. Le sigo al pista desde el disco anterior donde ya apuntaba alto. este profesor de la universidad de Hawai ha hecho un disco redondo, destinado a figurar en todas las listas de Lo mejor del año.
John Maus - Believer by RibbonMusic

The Drums: Money. Los niños mimados del indie-pop americano vuelven con el siempre complicado segundo disco. El primer single es pegadizo pero se repite como el ajo a partir de la tercera escucha.
The Drums - Money by weallwantsome1

Dominant Legs: Hoop of Love. La nueva joyita de la escena indie de San Francisco está a punto de sacar su álbum de debut. Habrá que seguirle la pista.
8. Dominant Legs - Hoop Of Love by wepromised

Kanye West & Jay Z: Otis. Los dos raperos americanos homenajean al gran Otis. El vídeoclip es obra de Spike Jonze, que vuelve al género que le lanzó a la fama.
Kanye West & Jay-Z - Otis by Thissongissick.com

Feist: How you never go there. Después de un largo silencio, la canadiense vuelve con su esperadísimo disco. Más de lo mismo. O lo dejas o lo tomas. Lo tomas.
How Come You Never Go There by Feist

18 de agosto de 2011

LAS MANOS BIEN APOYADAS EN LAS CADERAS: YVES SAINT LAURENT



Me he propuesto varias veces no volver a hablar de moda en este rincón, pero por las más enraizadas y caprichosas razones no lo consigo. Otra vez caigo en la tormenta arenosa de la moda. Esta vez con menos ventisca ya que voy a hablar de mi diseñador fetiche, el único al que se le puede considerar más que un simple modisto: Yves Saint Laurent. El motivo: el catálogo en el que estoy trabajando para la próxima exposición que se inaugurará el día de mi santoral (4 de octubre) en la Fundación MAPFRE de Madrid.


Yves Saint Laurent nació en Orán (Argelia) en 1936. Estudió en una escuela religiosa donde sufrió maltrato y ninguneo por parte de sus compañeros. A la salida, solía esconderse en la capilla y esperar a que todos se hubiesen marchado para que no le pegaran. El motivo de este maltrato era su aspecto femenino, frágil y tímido, y su sonora homosexualidad.

A la muerte de Christian Dior en 1957, por expreso deseo del maestro francés, es designado su sucesor, pero apenas aguanta en el puesto un par de años. Pierre Berge le llama para comunicarle que le han destituido y Saint Laurent le contesta: “Ahora vamos a montar nosotros una casa de alta costura, y tú la vas a dirigir”.

En 1961, Yves y Pierre le encargan a Cassandre, uno de los mejores tipógrafos de la época, el logo de la firma. Fue la primera pieza del imperio de Yves Saint Laurent.

En 1967, animado por la escritora Françoise Sagan publica el comic La malvada Lulu, en el que cuenta las aventuras de Lulu, un personaje libinidoso y caprichoso que creó durante sus años al frente de Dior.

En 1970, crea Love, una tarjeta de felicitación diseñada por él mismo y que se rápidamente se convirtió en un cotizado objeto de deseo. Las felicitaciones se repiten todos los años.

En 1971 presenta su colección El baile de Proust, homenaje a su escritor favorito que tantas veces citó a lo largo de su vida. Ese mismo año, aparece su mítica foto desnudo para publicitar su primer perfume de hombre.

En 1977 aparece su colección China y el opio, y unos meses más tarde su perfume Opium: “Byron, Delacroix, Rimbaud, Baudelaire, conocían todos ellos la belleza exótica de Oriente sin haber viajado nunca hasta allí. Sin el poder de la imaginación, uno no tiene nada.» Todo gracias al opio. Los americanos, tan puritanos como de costumbre, trataron a todo costa, pero sin éxito, de que le cambiara el nombre.

En 1991 concede una entrevista a Le Figaro en la que por primera vez habla públicamente de su homosexualidad. Rememora la primera vez que habló con su padre del tema el día que le concedieron la Legión de Honor francesa, en 1985: “Yo me acerque llorando y le dije: “Papá: tú sabes lo que soy. Tal vez quisieras que fuera un chico de verdad que perpetuara tu apellido”. Me contestó: “Eso no tiene ninguna importancia, hijo mío”.

En 2001, Eduardo Chillida elige a Yves Saint Laurent para entregarle el premio Rosa d´Oro (consistente en que un artista elige a otro artista de una discplina diferente). Al año siguiente Saint Laurent elige al pintor David Hockney, al que ya le había dedicado una colección entera en 1997.



Y como guinda al pastel, el cuestionario de su querido Proust:

—¿Cuál es el rasgo principal de su carácter?
—La voluntad.
—¿Su mayor defecto?
—La timidez.
—¿La cualidad que prefiere en el hombre?
—La indulgencia.
—¿Y en las mujeres?
—La misma.
—¿Su personaje histórico preferido?
—Mademoiselle Chanel.
—¿Su héroe preferido en la vida real?
—Las personas a las que admiro.
—¿Qué le habría gustado ser?
—Un beatnik.
—¿Cuál es su ideal de felicidad en la tierra?
—Dormir con las personas que quiero.
—¿La mayor desgracia?
—La soledad.
—¿Dónde le gustaría vivir?
—Al sol, a la orilla del mar.
—¿Qué don le gustaría tener?
—La fuerza física.
—¿Que falta le merece más indulgencia?
—La traición.
—¿Cuál es su pintor preferido?
—Picasso.
—¿Qué músico?
—Bach. Y los compositores de ópera del siglo XIX.
—¿Y qué autores, aparte de Proust?
—Proust me gusta hasta tal punto que me resulta muy difícil compartirlo con otros escritores. Pero bueno, adoro también a Céline y a Aragon.
—¿Cuál es su color preferido?
—El negro.
—¿Qué detesta por encima de todo?
—El esnobismo del dinero.
—Por último, ¿tiene usted un lema?
—Me permitiré tomar el de los Noailles: “Más vale honor —al singular— que honores —al plural—”.

11 de agosto de 2011

BACK TO WORK


Los propósitos para el año nuevo es mejor plantearlos en agosto (o cuando se vuelve de vacaciones) en lugar de a principio de año. Este período es emocionalmente más importante y decisivo que el mero tránsito de año digital: depresión posvacacional, las fiestas de la rentree de septiembre, las crisis de la vuelta a la ciudad, los nuevos proyectos de trabajo… Listar tus propósitos cuando el calor aprieta no te garantiza que los vayas a cumplir todos, pero sí parecen más alcanzables, más útiles.

Este año que para mí acaba de comenzar me he propuesto lo siguiente:
Refrescar el italiano. Volví de mi año en Turín hablando muy bien italiano, con acento del Veneto según me decían mis amigos italianos, pero de no practicarlo se me está oxidando. Propósitos: leer en italiano todos los días (ya me he hecho una carpeta de favoritos en italiano, de momentos con dos periódicos y un blog) y buscar un interlocutor con el que hablar todas las semanas.

Hablar portugués todos los días en casa. Ya lo he puesto en marcha, y funciona, vaya que sí funciona. Adoro Portugal. Adoro os portugueses. E adoro falar portugués.

Escuchar discos de principio a fin
. Desde que Spotify e internet es el canal en el que escucho las novedades musicales, no consigo oír un disco entero desde hace más de dos años. Es más, ni me sé los nombres de las canciones (ahora son un simple track). Quiero volver a los benditos los años en los que te comprabas un LP o CD y los escuchabas una y otra vez hasta que te lo sabías de memoria. El disfrute es mucho mayor.

(Re)Estudiar la Historia de España. Hablando con mi padre me he dado cuenta de lo pez que estoy en la historia de España; para los de su generación es imperdonable dudar sobre en qué siglo vivió Felipe II, cuándo ocurrió la desamortización de Mendizabal o con quién se casó Fernando VI. No se trata de saberlo todo, sino de patinar lo menos posible. Es de total ignorante no conocer bien la historia de tu país. Empecemos por el principio: Los Reyes Católicos, tanto monta, monta tanto.

Hacer más cenas en casa.
No sé qué pasa en Madrid pero este hábito se está perdiendo.Comer menos fuera, en restaurantes, y retomar la bonita costumbre de hacer cenas en casa todas las semanas (o casi). Es la mejor manera de disfrutar de la comida y los amigos.

Beber más agua y menos alcohol durante el otoño e invierno. Después de varias discusiones conmigo mismo, he acabado por admitir que el alcohol no me gusta, lo utilizo únicamente para chisparme. Berber más agua es una batalla que llevo librando conmigo mismo desde hace algún tiempo, pero tengo que olvidarme de “el agua…, para lavarse los dientes”.

Meditar. Sí, tal cual se escribe y se oye. ¿Por qué no?