13 de septiembre de 2009

CARTA DE EZRA POUND A SU HIJA



Cuando Mary tenía quince años su padre, el hombre que había aconsejado literariamente a Yeats y Eliot, le mandó una carta sobre cómo debía escribirse:

Ciao Cara,
Aprender a escribir es como aprender a jugar al tenis. No siempre puedes jugar un partido, tienes que practicar los golpes. Piensa: ¿en qué se diferenció ir al Lido de jugar al tenis? Me refiero de diferenciarse de cuando fuimos a jugar a Siena. Escríbelo. No para escribir una historia, sino para aclararlo.
Será muy LARGO. Cuando empiezas a escribir cuesta llenar una página. A medida que envejeces siempre te parece que hay muchísimo que escribir.
PIENSA: la casa de Venecia no se parece a NINGUNA OTRA casa. Venecia no se parece a ninguna otra ciudad. Imagina que tienes que explicarle a Kit Kat o incluso a un estadounidense CÓMO llegar a la casa de Venecia. Cómo reconocernos a ti y a mí saliendo para ir al Lido. Después de bajarse del tren, ¿cómo encuentra el número 252 de la calle Q?
¿Nos describes a nosotros o a Luigino llegando a la estación? ¿Él tiene dinero, nosotros tenemos dinero, cómo vamos?
Un novelista puede necesitar un capítulo entero para que su protagonista llegue del tren a la puerta de su casa. Si escribe bien, el capitulo hará posible, incluso garantizará, que Kit Kat encuentre la casa gracias a él.
Ciao.
PIENSA muy bien en todo esto antes de intentar escribir.

Extraído del libro La ciudad de los ángeles caídos, de John Berendt. Literatura Mondadori.

7 comentarios:

pintón dijo...

Yo mismo soy el primero que me voy aplicar y voy a seguir los magistrales consejos de Pound. Al releer algunos de mis entradas antiguas, me he sonrojado al ver mi pésima redacción fruto de la rapidez y premura con que estaban escritas.
Pero especialmente esta entrada está dedicada a todos esos blogueros con ínfulas de escritores o cronistas sociales. Os hago un gran favor.

Anónimo dijo...

Fue Olga quien dio a Pound la única hija de su vida, Mary, y quien vivió junto al poeta los años más negros de su vida, cuando se le acusaba de traición política y de locura. ¿Será esta la mujer de la foto?

Pound fue un fascista recalcitrante, antisemita rubicundo, traidor a su patria además de desequilibrado mental (psicótico). Como Heidegger, como Céline, como Paul de Man, como Blanchot, como Cioran, como Elíade como Pessoa, como Michels y como tantos otros el problema en cualquier esbozo biográfico de estos intelectuales son los años que transcurren entre el fin de la Primera Guerra Mundial (1918) y la derrota del Tercer Reich (1945).Todos abrazaron con fascinación el naciente fascismo. Es indudable el talento de este Ezra Pound que tuvo una vida bastante curiosa. Pound fue uno de esos escritores que parece tener más talento para el arte que para la vida; sin embargo, a pesar de sus extrañas posiciones políticas, además de talentoso, parece que era muy buena persona y hasta el iracundo Hemingway llego a escribir esto de él:

"Lo que el escribía era tan perfecto cuando se le daba bien, era tan sincero en sus errores, estaba tan enamorado de sus teorías falsas y era tan bondadoso con la gente, que yo siempre lo tuve por una especie de santo. Claro que también se encolerizaba, pero quizás es algo que le ha pasado a muchos santos".

La carta que publicas, Pinton, es bellísima.

Anónimo dijo...

"Then I was very ill, with shame I belive".

La Sultana dijo...

QUE MALOTE, PINTON.

pintón dijo...

Sí, la de la foto es Olga Rudge, la madre de su hija ilegitima Mary, a quien le escribió esta misiva.

Anónimo dijo...

Compré “La ciudad de los ángeles caídos” de John Berendt, ante todo porque me encanta Venecia, y después de leer la carta de Ezra Pound a su hija en tu post.

Theodora dijo...

yalotengo