30 de abril de 2008

RETORNO A BRIDESHEAD


Hacía bastante tiempo que no tenía una adición televisiva tan fuerte con la que he sufrido la última semana con la exitosa serie inglesa de los años ochenta Retorno a Brideshead. He ido devorando capítulo tras capítulo con una fruición y placer adolescente, y he de añadir que nunca antes 50 euros (precio que pagué por el pack) me habían dado tantas emociones y satisfacciones.

Las series tan en boga y comentadas hasta la extenuación en los mentideros modernos de los últimos años como Perdidos o Prision Break siempre me han parecido una pesadez. Es más, reconozco que cualquier serie con más de dos temporadas, como las películas con final abierto, me parecen un auténtico timo. Casi no veo la tele porque me aburre, no me aporta nada, no me hace compañía y, por supuesto, no es el espejo en el que tiendo a reflejarme. Es decir, siempre encuentro mil cosas más interesantes que hacer antes que engancharme a una serie. Sin embargo, Retorno a Brideshead ha sido una revelación que necesito compartir públicamente.

No voy a destripar aquí el argumento y la historia de Brideshead (basada en la novela del genial Evelyn Waugh) porque mi recomendación es un (nuevo) visionado íntegro de la misma. Simplemente me voy a detener brevemente en los aspectos formales que hacen de Retorno a Brideshead la “serie perfecta” y la “serie de las series”, además de contar con el sambenito de ser la serie más costosa y elaborada de la historia de la televisión inglesa.

Las localizaciones de la bucólica y sugestiva campiña inglesa sin ninguna duda tienen un papel fundamental en el drama: la serie fue rodada en el mítico Castillo Howard, considerada una de las casas más bonitas del mundo, simbolizando el esplendor de una época, la decadencia de una gran familia aristócrata inglesa; las escenas en Venecia se filman en el Palazzo Barbaro (antes de ser reformado con la limpieza y repintura inherentes a las peligrosas reformas). En Bridshead los ambientes son vividos, acogedores y cálidos (algo que los ingleses saben hacer como nadie); todo es grandioso, pero de una magnificencia oxidada por la acción lenta del tiempo y el efecto de la luz; todo es fastuoso, pero sin pretender ostentar o exhibir: lo que los ingleses llaman effortless elegance, y ese gusto o estilo de vida, aunque muy propio de una época ya totalmente desaparecida, se puede todavía apreciar en la biblia de la decoración, The World of Interiors. A todo esto hay que sumar el look dandy, de un gusto impecable y elegante, con acento a sastre inglés. Todo un culto a la belleza.

25 de abril de 2008

LA CALLE ENTRA EN LA TATE


El 23 de mayo se inaugura en la Tate Modern de Londres una exposición sobre arte urbano que despierta mi interés por varias razones. La primera es la envidia que me produce que el mejor museo de arte contemporáneo de Inglaterra sea tan atractivo, vivo y realmente contemporáneo; una institución dinámica que intenta abarcar todas las corrientes artísticas no sólo del arte establecido, sino, como en este caso, del arte más callejero. Nuestro equivalente español en cambio no le va a la zaga, y es que el Reina Sofía apuesta por las manifestaciones artísticas más frescas y menos institucionales. Se necesita un soplo de aire fresco ya.

Un ecléctico grupo de artistas de la escena grafitera -aunque muchos ya han dado el salto al circuito de las galerías- adornará con su trabajo las fachadas de la pinacoteca londinense: Blu de Bolonia; el colectivo Faile de New York; JR de París; Nunca y Os Gemeos, ambos de Sao Paulo, y Sixeart de Barcelona. Para mantener el espíritu esencial de este arte y no encerrarlo dentro de una claustrofóbica sala, la exposición tendrá lugar íntegramente en los muros exteriores del museo.

La otra razón por la que me interesa esta exposición es porque varios artistas afincados en Madrid, pertenecientes a la órbita de la galería-tienda Subaquatica, pionera en España en esto del street-art, van a estar presentes en esta fiesta. El Tono, Nano, Spot y 3ttman van a realizar intervenciones, como parte de la exposición, por la ciudad de Londres. Todo un éxito para el arte urbano en general que repite exposición en uno de los grandes tras la realizada en el MOMA de Nueva York en 2007, y en particular para los integrantes de la conocida amistosamente como la factory madrileña que imagino deben de estar exultantes.

Y hasta aquí puedo leer de momento, pero estad atentos porque puede haber sorpresas muy interesantes de última hora.

21 de abril de 2008

MITOS DEL SOCIALSIMO PLATÓNICO


Como buen mitómano que soy tengo una seria tendencia a mitificar y admirar exageradamente a personas, lo cual no quiere decir que pierda el sentido critico y acepte, como si un acto de fe se tratara, todo lo que hagan o digan mis deidades humanas. Que sea un mitómano no quiere decir que les profese amor eterno, y como decía en otra de mis entradas, los que un día fueron héroes al día siguiente pueden estar desterrados de mi Olimpo de dioses paganos de carne y hueso. Es decir, que han sido muchos los mitos de mi adolescencia que han caído.

Está claro que esa tendencia del mitómano a engrandecer la realidad es bastante morbosa, provocando en ocasiones delirios de grandeza y alimentando un mundo irreal. En algunos casos existen unas motivaciones más perversas y profundos que suelen ser inconscientes, sirvan para ilustrar estas anormalidades los matrimonios de Mario Vaquerizo y Alaska o Tony Hernández con Sara Montiel.

Pero el tema de esta entrada no va por esos derroteros psicológicos —según muchos psicólogos la mitomanía está relacionada con los trastornos del yo— sino que es mucho más frívolo y ligero, y responde a la siguiente pregunta que me formularon el viernes pasado en la fiesta-cumpleaños de Estela Aparisi: ¿A qué persona viva te gustaría conocer?

Muchos se quedaron sorprendidos con mi respuesta, ya que difícilmente soy representativo de la gente que ocupa las gradas de los estadios y parecía que simplemente pretendía epatar o despistar. Pero no es así, me encanta el fútbol, y las dos nuevas incorporaciones a mi Olimpo personal pertenecen al deporte del pueblo llano: Michael Laudrup y Granero, ambos del Getafe, mi nuevo y platónico equipo.

Viva el GETAFE C.F.

12 de abril de 2008

TOC


TOC son las siglas de Trastorno Obsesivo Compulsivo, que como su propio nombre indica, es un trastorno que pertenece a los desordenes mentales provocados por la ansiedad. El toc se puede presentar en forma de pensamientos, imágenes, ideas, impulsos o conductas cotidianas repetitivas. No hay que alarmarse a menos que la realización de estas compulsiones ocupen más de una hora diaria o que interfiera notablemente en las relaciones sociales. En ese caso se debería acudir directamente al psiquiatra porque puede derivar en un problema mucho más serio.

Estas anormalidades vienen provocadas por los mensajeros del cerebro: los neurotransmisores. En concreto afecta a la serotonina, un neurotransmisor que ayuda a regular la disposición de ánimo, la agresión y la impulsividad. También es el encargado de mandar la información de una neurona a otra, proceso que se ralentiza en las personas con TOC.

Yo he tenido compulsiones desde pequeño pero, ya fuese por vergüenza o culpabilidad, las sufrí en silencio. La película Mejor imposible fue, para muchos, una especie de catarsis cómica al identificarnos y reirnos con Jack Nicholson. A día de hoy todavía tengo algunos síntomas pero que pertenecen al campo de la supestición y el ritual: sigo limpiándome pies en el felpudo de casa dos veces antes de salir o encender y apagar la luz de la habitación cuando llego a casa después del trabajo.


Hay tantos tocs como colores y locuras, sin embargo ya se han registrado algunos de los más comunes como volver a casa para comprobar que no te has dejado la plancha encendida, que has cerrado la puerta, pensar que a algún ser querido le va a pasar algo malo, lavarse las manos cada vez que tocas algo, no pisar las líneas, miedo a los gérmenes, orden estricto y simétrico, repetir palabras en silencio, cerrar la puerta dos veces...

Dicho esto, quien esté libre de algún toc que tire la primera piedra.

3 de abril de 2008

LOS HOMBRES DE MARC


Uno de los rumores que más se estilan por la blogosfera yanqui es el nuevo romance del director artístico de Louis Vuitton y el porn-star Erick Rhodes. Parece ser que Marc Jacobs, cada día más hortera e infame con ese color de pelo azul, mantiene, al margen de su relación oficial con el ex chapero Mark Preston, intensas relaciones sexuales con el musculitos de veintiséis años de mejillas rubicundas y cara poco inteligente. No obstante, Erick lo desmiente en su súper visitado blog (¿será por su prosa, por sus nuevos amigos o por su tranca?) mientras Marc anuncia que se va a casar con Jason… vamos un súper queerlebrón.

En el último desfile de Marc se pudo ver en la envidiada frontrow a Erick Rhodes rivalizando en protagonismo con Vicky Beckham (“this bitch needed to go out of my face” declara en su blog el mismo Erick); y en la afterparty se vio al trío calavera bailando muy juntitos, con roces sugerentes y lúbricos y tocamientos en los pectorales que hacía presagiar que la partybed acabaría en trío.

También se les ha visto a Marc y a su robusto galán por la ciudad del Sena paseando, comiendo en restaurantes súper chics y frecuentando algunas de las saunas masculinas más lujosas, afición que tanto le gusta a Marc desde que conoció Jason, quien lo inició en los tríos, cuartetos y equipos de rugby.

Marc ha sufrido una transformación sustancial y hormonal a manos de su fiancé Jason pasando de ser un niño flacucho y desgarbado para convertirse en un cuerpo bronceado de gimnasio. Esperemos que Erick no continúe con esta proyección y no convierta a Marc en el hombre masa.

Y sin ningún juicio en el horizonte, que Dios nos pille confesados que todo esto no pasa de ser meros chismorreos, no tengo muy claro quien ha salido ganando en este actualización gay del clásico “el guapo, el feo y el malo” reconvertido en el menage a trois “el couture, el hustler y el pornstar”. Eso sí, the gossip is served.